sábado, 17 de diciembre de 2016

El justiciero visceral

Señor Director:

En el contexto del homicidio perpetrado por cuatro adultos en contra de un menor de edad, supuestamente culpable del delito de violación, me parece pertinente traer a colación una pequeña reflexión:
"Castrenlos a todos, son unos sicopatas" o "Córtenle las manos, matenlos " son algunas frases comunes al escuchar la comisión de un ilícito. Claramente, existe un proceso penal, en donde se presentan pruebas y se evalúa, de forma razonable, la culpabilidad o inocencia de un imputado, y esto no es azaroso. Hemos tenido años de evolución para lograr procedimientos que apliquen nuestras leyes de una manera justa y razonable, no se puede caer en una anomia mertoniana pretendiendo ejercer la justicia por las propias manos cuando los medios institucionales son, a juicio personal, insuficientes. Cada vez que salga ese justiciero visceral que lleva dentro, piense en esta noticia, y después hable.

Camila González Vera
Abogada

Carta al director publicada en el diario El mostrador (http://m.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/12/14/el-justiciero-visceral/)

jueves, 15 de diciembre de 2016

Ofelia

Partí este blog indicando que contaría historias de mi vida, y por supuesto, el cine siempre está presente como un espectador mudo. La siguiente historia ocurrio este año, en verano, y me hace recordar una película muy aclamada por la academia este año, y otra muy aclamada unos 40 años atrás.

Verano del 2016. Un calor insoportable, y yo leyendo unos apuntes de derecho procesal al lado de un ventilador. En mi rato libre miré facebook, y fue menuda mi sorpresa al encontrarme con una desesperante noticia: iban a deshacerse de un montón de perritas chihuahua porque un criadero cerraba sus puertas, y necesitaban una casa urgente. Todas habían sido cautivas desde su nacimiento, y prácticamente habían vivido para parir, dos veces al año, toda su vida. Hay momentos en la vida en que tomas decisiones, y no tienes idea porque, pero lo haces y ya. Es algo que te da en la guata, una sensación que te dice "debo hacer esto, no hay otro camino" y no lo dudas ni un momento. Y este fue un momento de aquellos.

La perrita que podía rescatar se encontraba lejos de Santiago, tenía que ir a buscarla en vehículo. Pedí ayuda a un amigo (que terminó siendo, felizmente, mucho más que un simple amigo) y juntos la fuimos a buscar. 

Llegamos a una estación de servicio, y recibimos a Ofelia en una manta. Venía dopada, había recién sido sometida a una esterilización. Tenía la nariz seca, y los cojines de sus patas helados. Volvimos a mi casa y la acostamos en un sillón. Salimos a comer algo, y cuando volvimos, ya había despertado y vomitado el sillon por completo. Traté de acercarme de inmediato para poder abrazarla, pero su primer instinto fue atacarme. Y esta conducta continuó por lo menos la semana entera siguiente, en donde con suerte, podía hacerle sus curaciones, y darle sus comidas y agua. No me dejaba acariciarla, tiritaba en mi presencia y en la de otros, no se movía de su sillón en todo el día, tenía miedo de ser atacada. 

Poco a poco, Ofelita fue ganando confianza conmigo, a través de comidas ricas. Me imagino que en su cautiverio, solo había conocido la comida seca. Comencé a darle carne (era la primera vez que iba a una carnicería en los ocho años que llevo en Santiago) y comida húmeda para cachorros. Se la devoraba. Un día me dejo acariciarla, y después , poco a poco, fue ganando confianza.

Tocó que justo era la temporada de premios óscar, y no podía evitar relacionar esta historia con la película Room (un 7.8 en su ficha de film afinitty) , que cuenta la historia de una joven madre que vive encerrada por cinco años con su hijo desde que este nació, y que luego de un elaborado plan, logra escapar al exterior (no más spoilers, si no la vio, le recomiendo verla, la actuación de Brie Larson es simplemente fantástica). Ofelita vivió toda su vida reclusa, en una jaula, y no conocía nada del mundo, aparte de su jaula. Logró salir de ese pequeño mundo a un mundo más grande, y sentía mucho miedo, incertidumbre y extrañeza con todas esas cosas que nunca había conocido en su vida: amor, comida caliente, agua a todas horas, caricias, humanos amables, una cama cómoda, juguetes, el pasto mojado, el viento de verano.

Fue un proceso duro, pero tal como pudo Brie Larson y su hijo adaptarse al mundo exterior, Ofelita lo estaba haciendo.

Tiempo después, se radicó en mi cama, y no había forma de moverla de ahí. Cada noche tenía que dormir con sumo cuidado, para no patear su pequeño cuerpecito que estaba a los pies de mi cama, y cuando despertaba, lo primero que veía eran sus ojitos llenos de dolor mirarme con extrañeza.

Todas las cosas tienen su final, pero seamos sinceros: nadie nace sabiendo que morir es ley de vida. Y a pesar de ya tener en mi haber personal algunas muertes cercanas, cuesta asumir que esta es una realidad, y que está latente. La muerte se presenta como una lluvia dentro de la primavera: es inesperada, causa extrañeza, y da una nostalgia enorme, una saudade de esas que te dejan toda la tarde pensando en unnoseque. Y Ofelita no fue la excepción.

Un día sábado en la noche, fue sacada a pasear por un familiar (todo en un marco de buena fe, pues quería sacarla a tomar aire), y ella al ver su primera oportunidad, escapó corriendo. Fui notificada cuando ya había ocurrido la desgracia, y no había vuelta atrás. La enterramos en el patio, frente a la ventana de mi pieza - y aún espero encontrar la más linda bugambilia para honrar a su memoria -.

Cada vez que recuerdo a Ofelita, a pesar de no haber sido testigo de su muerte, no puedo evitar pensar en One Flew Over the Cuckoo's Nest (un 8.4 en film affinity ... una joyita, un must del cine)... excelente película de 1975, en donde Jack Nicholson se luce. (No puedo hacer la referencia sin dar un gran spoiler, así que si desea seguir leyendo, hágalo bajo aviso) La película habla sobre un sanatorio mental, en donde Jack Nicholson ingresa haciéndose pasar por loco, a fin de cumplir su condena carcelaria en ese recinto, evitando estar en la cárcel. Hay muchos personajes, pero hay uno que era muy interesante: el gran Jefe. Este hombre con rasgos indígenas era muy taciturno e introvertido, pero dueño de una gran cordura dentro de esta locura. Al final de la película, luego de un motín entre los internos, Gran Jefe tiene la oportunidad de huir de este sanatorio hacia su libertad. Rompe un vidrio, y sale corriendo por la ventana, volando como un pájaro, esperando su nueva vida, volando hacia la libertad, Ofelita escapó corriendo, y murió corriendo por el topón de un vehículo. Ella, finalmente, pudo huir de su prisión, pudo huir de la habitación, conocer el mundo exterior, pudo ser un alma libre por primera vez en su vida.

No puedo recordar esta historia sin tener un nudo en la garganta, pero al recordar estas películas, el sin sabor se diluye, y siento una gran tranquilidad, pues se que ella pudo volar sobre el nido del Cucko, se que ella conoció un mundo, y después de eso, siguió su camino, marcando el mío por siempre. 

La vida y las películas siempre van de la mano. Y así como en el cine siempre se encuentra un guiño a alguna película clásica, en nuestra vida hay muchos guiños a otros filmes. Nuestra vida es una película, y sin saberlo, otros ya filmaron escenas muy similares.


Punto inicial

A lo lago de nuestra vida hay numerosas cosas que nos acompañan: alegrías, penas, amigos, pero sin lugar a dudas, las más interesantes (al menos para mi) son las películas, los libros y la música. ¿Interesantes? Si, pues puedes volver sobre ellas una y otra vez, y darles un significado distinto en cada época de tu vida, según como sea tu ánimo, tu energía, tus vivencias.

Este es el blog número ... (trago saliva ... no se que número) que empiezo, pues así como hay numerosas cosas que acompañan, también hay numerosas etapas que pasan, 

En las líneas de este blog encontrarás pedazos de mis anécdotas, opinones y reflexiones ... pero lo más importante es que nada de esto está escrito para mi, sino que está escrito para ti, que has abierto este blog, y te has adentrado en el universo de mi mente.

No prometo nada, salvo escribir para ti tratando de no ser aburrida y sacarte una sonrisa cuando vayas en el metro, en el transantiago para tu casa, o simplemente estés distraído navegando por la red. 

Gracias por leerme, recuerda que la mejor película, el mejor libro o la mejor canción que existe, eres tu mismo.